Te odio y te quiero.





Del sentimiento de amor al sentimiento de odio
sólo hay un resentimiento.
Amor: Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Odio: Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.
"Te odio y te quiero" si es una mezcla posible de sentimientos, porque ya se sabe a ciencia cierta que el odio y el amor conviven en el mismo lugar del cuerpo humano. En consecuencia, ya no es ningún misterio que "el odio se convierte en amor", y a la viceversa; o que "del odio al amor hay sólo un paso". La ciencia inglesa acaba de descubrir que el odio y el amor viven juntos, son inquilinos alojados en lugares comunes. Pero, como suele suceder en muchos aspectos de la vida real, las expresiones artísticas de los poetas se anticiparon en muchos años a los criterios académicos de los científicos.

Por ejemplo, los boleristas de varias décadas se encargaron de hacernos conocer el drama biopsicológico de amor y odio esbozado en el bolero que dice: "Te odio y te quiero, porque a ti te debo las horas amargas mis horas de miel... Te odio y te quiero, porque hicistes el milagro, la espina que duele y el beso de amor... Por eso te odio, por eso te quiero, con todas las fuerzas de mi corazón."

Claro que hay una pequeña gran diferencia entre los poetas y los científicos. Los poetas nos han venido sugiriendo desde hace ya muchos años que las fuerzas del odio y del amor son impulsadas desde el corazón, con "toda" el alma involucrada en tal esfuerzo, y en el caso contrario, los cientificos, acaban de comprobar en fecha muy reciente que los sentimientos del odio y el amor están localizados en el cerebro.

Sin embargo, a la luz de las enseñanzas de la medicina sagrada del sabio doctor Ryke Gerd Hamer, científico y teólogo a la vez, descubridor de las cinco leyes biológicas de la Nueva Medicina Germánica, ambas posiciones son absolutamente compatibles, porque la psique, el cerebro y el órgano constituyen una unidad inseparable. En este caso específico amamos y odiamos con la tríada: psique-cerebro-corazón.

Donde nace el odio en el cerebro
El sitio Web BBC MUNDO.com nos hizo esta importante revelación aparecida por primera vez en la revista científica inglesa PLoS One:
Se dice que hay una línea muy fina entre el odio y el amor y ahora una nueva investigación científica parece demostrarlo.

Actividad del odio en el cerebro (IMAGEN: UCL)
El odio comparte estructuras cerebrales que también se activan con el amor.
Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien.

Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.

El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One- analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.

Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.

Pasión "interesante"

"El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada" explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.

"Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor".

"Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?".

Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.

En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.

En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.

El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada
Prof. Semir Zaki
Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros "neutrales" que les eran familiares.

"Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el "circuito del odio".

Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.

El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.

Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.

Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.

Odio crítico

Actividad del odio en el cerebro (IMAGEN: UCL)
El circuito del odio está en la corteza (F), el putamen (P) y la ínsula (I).
Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.

Según el profesor Zeki "es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico".

"Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza".

Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.

"Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona", explicaron los autores.

Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente.

Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.

Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.

El profesor Zaki y su equipo planean ahora centrar sus investigaciones en estas diferentes variedades del odio.

"Te odio y te quiero", un estilo de vida conflictivo.
Millones de personas tienen convivencias familiares, afectivas, laborales, educacionales, vecinales y políticas en las cuales el amor y el odio compartido actúan confrontando sus personalidades y complementándolas a la vez. Son relaciones peligrosas para la salud, porque tienden a desequilibrar la imprescindible armonía transcorporal alma-personalidad-cuerpo que rige nuestro bienestar físico y espiritual. Sin mencionar que son relaciones cuyos desenlaces pueden incluir sufrimientos emocionales difíciles de superar y hasta situaciones violentas fatales.

"Me muerdo los labios para no llamarte, me queman tus besos me sigue tu voz, pensando que hay otro que pueda besarte se llena mi pecho de rabia y rencor... Prendida en la fiebre brutal de mi sangre te llevo muy dentro muy dentro de mi, te
niego te busco, te odio y te quiero y tengo en el pecho un infierno por tí..." Así comienza la versión del bolero "Te odio y te quiero", de Julio Jaramillo, para después continuar expresando que "...No quiero nombrarte y busco en las copas, el vino de olvido que nunca es verdad, pensando arrancarte busqué en otras bocas, el fuego que borre tu beso inmortal... y todo es inutil ni copas ni besos, pueden separarte separarte de mi, te llevo en mi sangre, te odio y te quiero..."

Semejante drama de odio y amor tiene los componentes necesarios para desequilibrar la armonía transcorporal de cualquier persona. Lo excepcional, ante tal drama, no sería que la persona termine siendo víctima de un estado enfermizo, lo extraordinario sería que la persona soporte, sin desequilibrarse, toda la carga biopsicológica que supone tal situación y lo supere sanamente, sin heridas orgánicas.

Una relación típica "te odio y te quiero" puede activar cualquiera de los conflictos biológicos descritos por el médico alemán Ryke Gerd Hamer, padre de la Nueva Medicina; o los estados emocionales negativos clasificados por el sabio doctor Edward Bach en sus siete grupos de flores de Bach. La relación "Te odio y te quiero" puede actuar como una bomba de tiempo y explotar con los sentimientos de Miedo, soledad, falta de interés en el presente, desaliento o desesperación, incertidumbre, hipersensibilidad a las influencias e ideas externas y preocupación excesiva por el bienestar de los demas.

Te odio y te quiero. Versión de Julio Jaramillo.


Te odio y te quiero. Versión de Blanca Rosa Gil.